La ética es un punto primordial en el ámbito individual como en lo profesional. Aplicando la ética se vea beneficiada y recompensada nuestra vida entera.
En estos días me estoy enfrentando con lo que puede ser definido enamoramiento del cliente.
Estoy consciente que el alivio terapéutico se produce a través de la acción de acompañamiento y de apoyo que hace el terapeuta, como un “amigo alquilado”. También se que esta situación de enamoramiento sirve de resistencia para inhibir la prosecución de la terapia.
Freud planteaba que en estos casos es necesario pedir al cliente de abandonar su apetencia, y renunciar a proseguir con la terapia.
Desde mi punto de vista todos podemos sentirnos atraídos por nuestros terapeutas. La razón es simple, el profesional nos acoge sin juicio, sin criticas y por eso proyectamos en la persona aquellas necesidades no satisfechas en nuestras relaciones. El terapeuta refleja, nos permite ver con claridad aquellas cosas que necesitamos resolver y allí nace el enganche. Estoy hablando de transferencia, quiero decir que la persona transfiera en el otro las necesidades no resueltas. El terapeuta profesional debería ser hábil en enfocar la transferencia verso el crecimiento de la persona y la resolución de sus carencias, evitando que el enganche coja un camino arriesgado. Por esa razón, es fundamental el trabajo personal de terapeuta, una supervisión continua y que el mismo este claro con su ética profesional.
En estos días me estoy enfrentando con lo que puede ser definido enamoramiento del cliente.
Estoy consciente que el alivio terapéutico se produce a través de la acción de acompañamiento y de apoyo que hace el terapeuta, como un “amigo alquilado”. También se que esta situación de enamoramiento sirve de resistencia para inhibir la prosecución de la terapia.
Freud planteaba que en estos casos es necesario pedir al cliente de abandonar su apetencia, y renunciar a proseguir con la terapia.
Desde mi punto de vista todos podemos sentirnos atraídos por nuestros terapeutas. La razón es simple, el profesional nos acoge sin juicio, sin criticas y por eso proyectamos en la persona aquellas necesidades no satisfechas en nuestras relaciones. El terapeuta refleja, nos permite ver con claridad aquellas cosas que necesitamos resolver y allí nace el enganche. Estoy hablando de transferencia, quiero decir que la persona transfiera en el otro las necesidades no resueltas. El terapeuta profesional debería ser hábil en enfocar la transferencia verso el crecimiento de la persona y la resolución de sus carencias, evitando que el enganche coja un camino arriesgado. Por esa razón, es fundamental el trabajo personal de terapeuta, una supervisión continua y que el mismo este claro con su ética profesional.