Se acercan las fechas del III Congreso Internacional de Gestalt Counselling, que se celebrará del 2 al 5 de julio en Burgos, organizado por la Asociación Española de Counselling en la facultad de Económicas.
En este Congreso se generará un activo debate sobre el espacio específico que ocupa el Counselling como modelo de abordaje de la relación de ayuda, más cerca del ámbito de la Educación... para aportar claridad y coherencia os proponemos explorar este texto extraído de la web de AECO:
"El Counselling es una tendencia psico-educativa y por lo tanto orientada hacia el bienestar, la salud.
Trae consigo los ingredientes que parece que la educación clásica, la académica, ha olvidado. Como el fomento del amor al conocimiento, la enseñanza en la reflexión profunda, el respeto a la existencia del otro y la comunicación que permite darle sentido a la vida sin aspirar con ello a ser mejor que nadie ni más eficaz ni más competitivo.
El Counselling con su orientación en el un nuevo modelo para las relaciones interpersonales y también para el entendimiento con uno mismo, modelo no patriarcal ni dirigista, deja espacio suficiente para que se renueve la operativa de la relación de ayuda, ya sea en la psicoterapia, en la educación o en la asistencia social y propone un entendimiento de igual a igual, donde tanto consultante como operador de ayuda configuran el espacio que representará el marco de referencia construido a partir de las necesidades de identidad, de pertenencia, de relaciones y de amor de cada quien.
En un proceso consultivo (sea individual o de grupo) tan lícito es amar como odiar, desear como aborrecer, la sumisión como la rebeldía, el vicio como la virtud, ya que los Counsellors no somos jueces ni exponentes moralistas ni poseedores de ninguna forma de lo que es justo o equivocado ni atendemos a la relación tradicional dictaminando que es normal y que es patológico.
Nuestra aportación es el establecimiento de un espacio que permita al consultante verse, explorarse y conocerse. Apuntando continuamente hacia la consciencia del presente y hacia las consecuencias internas (para sí mismo) y externas (para los otros) de sus estilos de pensar, sentir y actuar.
En este modelo de relación de ayuda partimos de la creencia en la bondad del ser humano, pero no como un ejercicio forzado por circunstancias socializantes o moralizadoras, sino como una facultad implícita en la naturaleza de la persona, atrapada en múltiples ocasiones en el miedo y la desconfianza. Pasa mucho tiempo a veces para que las personas en procesos de desarrollo consigan un darse cuenta de este contingente interno de consciencia, de bondad, de equilibrio y de amor universal. Sin embargo, es posible, y cuanto antes comencemos a atravesar estas experiencias, antes se abandonan las antiguas formas de actuar y los automatismos reactivos que han limitado y en muchos casos impedido ser quien se es.
Ahora bien, para posibilitar una atmósfera que facilite y favorezca estos fenómenos, consideramos necesario que el profesional haya creado para sí la esperanza de vida que ahora le ofrece a su cliente y a para ello debe atravesar por su proceso de maduración. En el counselling que es apoyado y acreditado por esta asociación todo profesional se exige un mínimo de 600 horas de trabajo experiencial y de autoconocimiento además de los fundamentos teóricos de dichas disciplinas y un proceso suficiente de supervisión sobre su trabajo profesional.
Todas las modalidades de terapia tienen una cosa en común con lo que podríamos llamar "la gran búsqueda existencial" y es que todas intentan, a su modo, ajustar lo que "no va".
En el Counselling, los Counsellors que trabajamos con orientación existencial y apoyados en los procesos de la fenomenología, no tenemos un modo de ajuste de lo que "no va" para el cliente. Sí disponemos de una metodología que hace posible que el modo de ajustar lo que "no va" sea propio del cliente, un modo que respete su especificidad como persona y que se ajuste a sus propias necesidades humanas; entendiendo que las buenas relaciones con otros es también y primero que nada una necesidad individual, aunque parezca colectiva.
La psicoterapia, por su propia historia, se ha vuelto más consciente de su implicación en los procesos existenciales , pero el peso del modelo tradicional, el paradigma de la curación, la relación de curar que se establece entre, digamos, médico y paciente, o psicoterapeuta y paciente, o entre terapeuta y paciente, donde el profesional apunta a saber y querer saber más de su paciente/cliente que el paciente mismo, no favorece y por el contrario colapsa la toma de consciencia individual y el desarrollo creativo del auto-aprendizaje, que finalizaría en el auto-apoyo y auto-actualización del paciente/cliente.
Lo nuevo en el Counselling es precisamente esto, que todo el proceso en la relación profesional-consultante está en constante contacto con la emergencia de la toma de consciencia individual de todos los procesos humanos, un despertar a sí mismo que consigue que germine la semilla de la humanización.
Por lo tanto se podría decir sin miedo a caer en desprestigios ni exageraciones que counselling y psicoterapia no son la misma cosa aun siendo usados en algunos países anglosajones de manera indistinta. Cabe recordar aquí que el mismo Fritz Perls, creador de la terapia Gestalt, finalizó su vida llamando a su escuela Enfoque gestáltico y no terapia o psicoterapia Gestalt, al darse cuenta que era un proceso vivo cuyos horizontes traspasaban los límites de lo que en la época podría denominarse “neurosis” sino que servía también y fundamentalmente a personas llamadas “normales” por lo tanto esta escuela se caracteriza por no estar enfocada exclusivamente a tratar a enfermos y las psicopatologías, sino también para desarrollar el potencial humano.
Es revelador que tanto counselling como enfoque gestáltico se hermanan en este propósito y siendo el counselling de origen humanista (la tercera fuerza de la psicología) y un modo de diferenciarse de la psicoterapia dinámica (aquella cuyos principios operan en las escuelas psicoanalíticas y conductistas) encuentre en escuelas de corte humanistas más comodidad en sus modos de operación o metodologías para el ejercicio de la profesión.
Hablar de diagnóstico o de tratamiento en el counselling es simplemente inoperante debido a que la fuerza del acompañamiento es ayudar el cliente a ayudarse, de forma que quien practica la operación es el mismo cliente: el Counsellor le dará una ayuda fundada en el reconocimiento de las alternativas presentes en cada situación, y en lo acompañará en la aventura de la elección, es decir, en la evaluación de los costes y de los beneficios de las consecuencias. De hecho, en esta óptica, el modelo de elección justa o equivocada no tiene sentido, dado que se considera que cada elección proporciona costes y beneficios sobre los cuales la persona tiene que reflexionar, decidiendo cada vez si algo merece o no la pena.
La profesión del Counsellor, a diferencia de la del psicólogo, no maneja conocimientos específicos excluidos al cliente, sino que se fundamenta en el sentido común y en la obviedad. De esta manera el Counsellor no necesita poseer una autoridad especial que haga creíbles sus intervenciones. Recomendamos leer el siguiente artículo:
Paolo Quattrini: El Counselling, entre responsabilidad y libre albedrío.
Finalmente es bueno recordar que siendo una profesión y no una corporación, el counselling no posee características típicas exclusivas, y por lo tanto puede ser ejercido libremente por otros profesionales, como psicólogos, médicos, profesores, asistentes sociales, etc."
via AECO
En este Congreso se generará un activo debate sobre el espacio específico que ocupa el Counselling como modelo de abordaje de la relación de ayuda, más cerca del ámbito de la Educación... para aportar claridad y coherencia os proponemos explorar este texto extraído de la web de AECO:
"El Counselling es una tendencia psico-educativa y por lo tanto orientada hacia el bienestar, la salud.
Trae consigo los ingredientes que parece que la educación clásica, la académica, ha olvidado. Como el fomento del amor al conocimiento, la enseñanza en la reflexión profunda, el respeto a la existencia del otro y la comunicación que permite darle sentido a la vida sin aspirar con ello a ser mejor que nadie ni más eficaz ni más competitivo.
El Counselling con su orientación en el un nuevo modelo para las relaciones interpersonales y también para el entendimiento con uno mismo, modelo no patriarcal ni dirigista, deja espacio suficiente para que se renueve la operativa de la relación de ayuda, ya sea en la psicoterapia, en la educación o en la asistencia social y propone un entendimiento de igual a igual, donde tanto consultante como operador de ayuda configuran el espacio que representará el marco de referencia construido a partir de las necesidades de identidad, de pertenencia, de relaciones y de amor de cada quien.
En un proceso consultivo (sea individual o de grupo) tan lícito es amar como odiar, desear como aborrecer, la sumisión como la rebeldía, el vicio como la virtud, ya que los Counsellors no somos jueces ni exponentes moralistas ni poseedores de ninguna forma de lo que es justo o equivocado ni atendemos a la relación tradicional dictaminando que es normal y que es patológico.
Nuestra aportación es el establecimiento de un espacio que permita al consultante verse, explorarse y conocerse. Apuntando continuamente hacia la consciencia del presente y hacia las consecuencias internas (para sí mismo) y externas (para los otros) de sus estilos de pensar, sentir y actuar.
En este modelo de relación de ayuda partimos de la creencia en la bondad del ser humano, pero no como un ejercicio forzado por circunstancias socializantes o moralizadoras, sino como una facultad implícita en la naturaleza de la persona, atrapada en múltiples ocasiones en el miedo y la desconfianza. Pasa mucho tiempo a veces para que las personas en procesos de desarrollo consigan un darse cuenta de este contingente interno de consciencia, de bondad, de equilibrio y de amor universal. Sin embargo, es posible, y cuanto antes comencemos a atravesar estas experiencias, antes se abandonan las antiguas formas de actuar y los automatismos reactivos que han limitado y en muchos casos impedido ser quien se es.
Ahora bien, para posibilitar una atmósfera que facilite y favorezca estos fenómenos, consideramos necesario que el profesional haya creado para sí la esperanza de vida que ahora le ofrece a su cliente y a para ello debe atravesar por su proceso de maduración. En el counselling que es apoyado y acreditado por esta asociación todo profesional se exige un mínimo de 600 horas de trabajo experiencial y de autoconocimiento además de los fundamentos teóricos de dichas disciplinas y un proceso suficiente de supervisión sobre su trabajo profesional.
Todas las modalidades de terapia tienen una cosa en común con lo que podríamos llamar "la gran búsqueda existencial" y es que todas intentan, a su modo, ajustar lo que "no va".
En el Counselling, los Counsellors que trabajamos con orientación existencial y apoyados en los procesos de la fenomenología, no tenemos un modo de ajuste de lo que "no va" para el cliente. Sí disponemos de una metodología que hace posible que el modo de ajustar lo que "no va" sea propio del cliente, un modo que respete su especificidad como persona y que se ajuste a sus propias necesidades humanas; entendiendo que las buenas relaciones con otros es también y primero que nada una necesidad individual, aunque parezca colectiva.
La psicoterapia, por su propia historia, se ha vuelto más consciente de su implicación en los procesos existenciales , pero el peso del modelo tradicional, el paradigma de la curación, la relación de curar que se establece entre, digamos, médico y paciente, o psicoterapeuta y paciente, o entre terapeuta y paciente, donde el profesional apunta a saber y querer saber más de su paciente/cliente que el paciente mismo, no favorece y por el contrario colapsa la toma de consciencia individual y el desarrollo creativo del auto-aprendizaje, que finalizaría en el auto-apoyo y auto-actualización del paciente/cliente.
Lo nuevo en el Counselling es precisamente esto, que todo el proceso en la relación profesional-consultante está en constante contacto con la emergencia de la toma de consciencia individual de todos los procesos humanos, un despertar a sí mismo que consigue que germine la semilla de la humanización.
Por lo tanto se podría decir sin miedo a caer en desprestigios ni exageraciones que counselling y psicoterapia no son la misma cosa aun siendo usados en algunos países anglosajones de manera indistinta. Cabe recordar aquí que el mismo Fritz Perls, creador de la terapia Gestalt, finalizó su vida llamando a su escuela Enfoque gestáltico y no terapia o psicoterapia Gestalt, al darse cuenta que era un proceso vivo cuyos horizontes traspasaban los límites de lo que en la época podría denominarse “neurosis” sino que servía también y fundamentalmente a personas llamadas “normales” por lo tanto esta escuela se caracteriza por no estar enfocada exclusivamente a tratar a enfermos y las psicopatologías, sino también para desarrollar el potencial humano.
Es revelador que tanto counselling como enfoque gestáltico se hermanan en este propósito y siendo el counselling de origen humanista (la tercera fuerza de la psicología) y un modo de diferenciarse de la psicoterapia dinámica (aquella cuyos principios operan en las escuelas psicoanalíticas y conductistas) encuentre en escuelas de corte humanistas más comodidad en sus modos de operación o metodologías para el ejercicio de la profesión.
Hablar de diagnóstico o de tratamiento en el counselling es simplemente inoperante debido a que la fuerza del acompañamiento es ayudar el cliente a ayudarse, de forma que quien practica la operación es el mismo cliente: el Counsellor le dará una ayuda fundada en el reconocimiento de las alternativas presentes en cada situación, y en lo acompañará en la aventura de la elección, es decir, en la evaluación de los costes y de los beneficios de las consecuencias. De hecho, en esta óptica, el modelo de elección justa o equivocada no tiene sentido, dado que se considera que cada elección proporciona costes y beneficios sobre los cuales la persona tiene que reflexionar, decidiendo cada vez si algo merece o no la pena.
La profesión del Counsellor, a diferencia de la del psicólogo, no maneja conocimientos específicos excluidos al cliente, sino que se fundamenta en el sentido común y en la obviedad. De esta manera el Counsellor no necesita poseer una autoridad especial que haga creíbles sus intervenciones. Recomendamos leer el siguiente artículo:
Paolo Quattrini: El Counselling, entre responsabilidad y libre albedrío.
Finalmente es bueno recordar que siendo una profesión y no una corporación, el counselling no posee características típicas exclusivas, y por lo tanto puede ser ejercido libremente por otros profesionales, como psicólogos, médicos, profesores, asistentes sociales, etc."
via AECO